‘Comer bien nos hace mejores personas y mejores ciudadanos’

‘Comer bien nos hace mejores personas y mejores ciudadanos’

Domingo aboga por centrar las estrategias en «la protección del pequeño productor»
Vicente Domingo Director del CEMAS

Vicente Domingo  Director del CEMAS

Jaume Vidagañ

València es una de las ciudades punteras en el desarrollo y la implantación de políticas alimentarias sostenibles. Debido a ello, la FAO designó al ‘cap i casal’ como Capital Mundial de la Alimentación en 2017. Esta candidatura supuso el marco perfecto para que, en 2018, la propia FAO y el Ayuntamiento de València acordaran la creación del Centro Mundial de València para la Alimentación Urbana Sostenible (CEMAS).

La humanidad ejerce una gran presión sobre los recursos naturales y, si seguimos con esta tendencia, en 2050 necesitaremos casi tres planetas para sostener nuestro actual estilo de vida. ¿Cómo hemos llegado a este punto?

Hemos llegado a este punto porque, desde la revolución industrial, el vínculo de producción, distribución y consumo alimentario ha sufrido procesos muchas veces no vinculados a una planificación orientada hacia la sostenibilidad en sus tres ámbitos: social, económica y medioambiental. La mercantilización, la especulación y la globalización han generado dinámicas basadas en una economía de beneficios máximos que ha desprovisto los sistemas de valores más allá de la rápida rentabilidad. Se ha desconectado el sentido antropológico, cultural y ancestral del espacio para crear un escenario de producción intensiva.

Las ciudades, que ya albergan a más de la mitad de la población mundial, ocupan apenas un 3% de la superficie terrestre; además; además, la FAO advierte que cada año se desperdician 1.300 millones de toneladas de alimentos, mientras que 820 millones de personas pasan hambre en todo el mundo. ¿Estamos a tiempo de corregir estos desajustes?

Efectivamente, si hay una situación que podríamos calificar como «la vergüenza de nuestra civilización» es que en el tiempo que el lector o lectora está leyendo este artículo, decenas de personas —muchos menores— están falleciendo por un grave fallo en su sistema alimentario. El panorama es doloroso, pero lo hace aún más hiriente saber que en ese mismo tiempo, toneladas de alimento en perfecto estado para el consumo humano se están tirando a la basura. Es un desequilibrio humillante y, estemos o no a tiempo de corregir esos desajustes, debemos trabajar para corregirlos.

Actualmente, las enfermedades relacionadas con la salud son las principales causas de mortalidad en el mundo. ¿Qué relación tiene esta estadística con los actuales sistemas alimentarios?

Cualquier responsable de salud pública experimenta todos los días la incontestable relación de los hábitos alimentarios y los sistemas sanitarios. La obesidad infantil, la diabetes, hipertensión, problemas cardiovasculares y un buen número de enfermedades perfectamente evitables y no transmisibles avanzan dramáticamente en las estadísticas. La relación de esas terribles estadísticas con los actuales sistemas alimentarios dispara las alarmas a varios niveles; por supuesto, en las autoridades de salud pública, pero es una invitación a un ejercicio de identidad personal. Ser conscientes de lo que nos alimenta nos forma como personas, es calidad de vida. Comer bien nos hace mejores personas y mejores ciudadanos.

Las dificultades para acceder a una dieta equilibrada y saludable afectan, principalmente, a los niños y las niñas. En este punto, la desnutrición está relacionada con el 45 % de la mortalidad en los menores de cinco años. ¿Cómo podemos evitar que esto ocurra?

Como en otros aspectos de la vida, los primeros años de una persona son fundamentales, marcarán, muy probablemente el resto de su existencia. Un niño o niña con problemas de desnutrición verá afectada su salud durante su edad adulta en un alto porcentaje de casos. Las secuelas de la desnutrición y la malnutrición (obesidad, diabetes, etc) rebajan considerablemente la esperanza de vida de esas personas.

En 2018, el Ayuntamiento de València y la FAO acordaron crear el CEMAS para seguir avanzando en la transición hacia un nuevo modelo alimentario y agrícola más sostenible. ¿Qué es el CEMAS y cómo trabaja? ¿Estamos cerca de lograr el objetivo?

El CEMAS surgió tras el éxito que supuso la organización del encuentro de alcaldes y alcaldesas de las ciudades firmantes del Pacto de Milán en València en 2017. La idea principal es que, bajo el prisma de la comunicación, el CEMAS debe ser una entidad que oriente sus actuaciones y proyectos hacia tres objetivos principales: recoger y datar información y conocimiento sobre Sistemas Alimentarios Urbanos Sostenibles; gestionar y  preparar esa información y conocimiento; y fomentar, orientar y asesorar a ciudades, alcaldes y alcaldesas a implementar políticas o estrategias para crear y mantener sistemas alimentarios urbanos sostenibles. Para ello, el CEMAS cuenta con el apoyo técnico permanente de FAO —comparten datos, informes y proyectos— y está en contacto con otras agencias de ONU, centros de conocimiento e investigación, sociedad civil, sector privado, ciudades y redes de ciudades.

Los expertos abogan por implantar un nuevo modelo de alimentación sostenible. ¿En qué principios debe sustentarse este nuevo sistema alimentario mundial?

Durante los meses en los que se diseñó la estructura y ámbitos de actuación del CEMAS, expertos, catedráticos y entidades relacionadas con estas cuestiones llegamos a la conclusión de que si realmente queremos conocer en profundidad qué es eso que consideramos un sistema alimentario urbano sostenible, comprobamos que son muchas las áreas de conocimiento que ese paradigma implica. Cuestiones como migraciones, políticas de género, nuevas tecnologías, cambio climático convergen a un espacio cívico que requiere del multilateralismo. En este sentido, los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas están resultado ser, independientemente de sus resultados, una plataforma de encuentro y una referencia para diseñar actuaciones. Pero lo que he comprobado durante estos años, es que si de verdad queremos cimentar y fomentar un nuevo sistema alimentario mundial hemos de poner en el centro de casi todas las estrategias la protección del pequeño productor. La alimentación de todos los seres humanos, de todos sin excepción, es seguramente el reto más elevado, la misión más valiosa.

20 de julio – Alimentación Sostenible: un enfoque multidisciplinar necesario.

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