Cristina del Campo Directora general de AINIA
Durante siglos, el modelo de consumo a nivel mundial se ha regido por los principios de la economía lineal. Este modelo tradicional se fundamenta en los conceptos de usar y tirar, sin tener en cuenta la huella ambiental y sus consecuencias.
Sin embargo, en los últimos años ha surgido un nuevo modelo productivo que prioriza reducir la generación de residuos y emisiones a lo largo de toda la cadena productiva.
Así pues, la economía circular se centra en preservar el valor de los materiales y productos durante el mayor tiempo posible dentro del sistema productivo.
En este sentido, la innovación tecnológica es fundamental para ofrecer soluciones a los retos que se nos presentan.
«El incremento de la demanda de productos agrícolas será de más de un 70 % de aquí al año 2050, lo que hace absolutamente indispensable incrementar el uso de tecnología en el sector agrícola para mejorar la eficiencia y la productividad», explicó la directora general de AINIA, Cristina del Campo, durante su ponencia en la jornada de i-Talks organizada el pasado miércoles en las instalaciones del CEMAS.
Nuevas oportunidades
Actualmente, más de un 30% de la población padece algún tipo de alergia o intolerancia con base alimentaria. Además, la Sociedad Española de Alergólogos apunta que, en los próximos 30 años, el 50% de la población española desarrollará alguna intolerancia de origen alimentario.
«Desde la perspectiva alimentaria, la población está cada vez más segmentada en tribus alimentarias con necesidades y valores alimentarios muy diversos», apuntó del Campo.
Según la directora general de AINIA, esto supone una «oportunidad para la industria», que debería dirigirse hacia la alimentación funcional y de precisión.
En este sentido, AINIA es un centro tecnológico referente a nivel internacional que trabaja junto a las empresas para ayudarles a mejorar sus productos o procesos e incrementar su posición competitiva.
En los últimos años, AINIA ha desarrollado diferentes proyectos en el ámbito de la alimentación saludable, entre los que destacan: PROALT, centrado en el desarrollo de nuevas fuentes de proteína vegetal; FERVELACT, que prevé mimetizar las características de los lácteos a partir de fuentes vegetales locales; FIBTRAY, que investiga el desarrollo de nuevos envases alimentarios para reducir el uso de plástico; o IDRONE, que utiliza sensores de visión hiperespectral para lograr una agricultura más eficiente y sostenible.
«Tenemos la responsabilidad de alimentarnos de forma sostenible —remarcó del Campo—. Los sistemas alimentarios actuales están llenos de contradicciones y la tecnología es nuestra gran aliada para dar respuesta a los deseos de los consumidores».