El COIAL aboga por un «cambio de mentalidad» para enfrentar los retos alimentarios

El COIAL aboga por un «cambio de mentalidad» para enfrentar los retos alimentarios

Los ingenieros agrónomos insisten en que el cambio de paradigma debe pasar por «emplear sólo los recursos necesarios para producir de una forma efectiva»
José Carbonell

Jaume Vidagañ

La alimentación sostenible abarca numerosas componentes que requieren un tratamiento multidisciplinar. No obstante, es la visión de los ingenieros agrónomos, en su papel de ingenieros del sistema alimentario e integrador de los biosistemas, la que resulta trascendental para dar respuesta a las tres componentes —económica, ambiental y social— sobre los que descansa la sostenibilidad y a una cuarta, que nunca se puede obviar: la seguridad alimentaria, cuyo concepto hace referencia a la oportunidad de disponer de alimentos en cantidad y calidad, pero también accesibles por parte de toda la población.

El camino hacia la sostenibilidad pasa por el empleo eficiente de los recursos, una cuestión que se apoya en tres grandes bloques de demanda tecnológica interconectados entre sí: reducir el desperdicio alimentario en todas las fases de la cadena alimentaria, incrementar la eficiencia y diversificar el origen de los recursos destinados a la producción de alimentos e integrar biosistemas para mejorar el balance de masas y energía.

Reducción del desperdicio alimentario

Para hablar de desperdicio alimentario, advertimos de que se debe ampliar el foco mediante el que se analiza, ya que se suele apuntar sólo a la comida que se tira en casa o en los restaurantes, cuando abarca todo el proceso de la producción de los alimentos, incluso producciones que no llegan a ser alimentos.

Debemos recordar que todos los esfuerzos que destinamos a producir no se traducen en producción. Plagas, enfermedades o accidentes meteorológicos interrumpen ciclos productivos, desperdiciando los recursos y energía empleados por la explotación hasta ese momento. Tampoco debemos olvidar la eficiencia en los procesos de trasformación y manipulación de los productos vegetales y animales para convertirlos en alimentos seguros desde el punto de vista higiénico-sanitario y utilizables desde el punto de vista comercial; ni el proceso de distribución, para hacerlos accesibles a toda la población.

Incrementar la eficiencia y el origen de los recursos

La optimización del binomio agua-energía es crucial para alcanzar la tan ansiada sostenibilidad. Este objetivo tiene dos vertientes totalmente compatibles entre ellas: por una parte, incrementar su eficiencia y por otra, diversificar las fuentes.

“Estamos hablando de un cambio de cultura o, más que un cambio, una evolución que transite desde una cultura de gestión de suministro a una cultura de gestión de la demanda. Esto es aportar a nuestras producciones lo que necesiten, en el momento en que lo necesiten, de la forma que mejor lo puedan aprovechar y de forma coordinada con el resto de la cadena. Un just in time muy implantado en la industria alimentaria y en la distribución que avanza a pasos agigantados en el primer eslabón”, afirman desde el Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Levante (COIAL).

Integrar biosistemas para crear economía circular

No es que la producción de alimentos aspire a emplear menos recursos, es que está en condiciones de generar nuevos recursos y nuevas rentas por la propia gestión de sus residuos y la prestación de servicios ambientales.

Los biosistemas que configuran el conjunto del sistema alimentario van a ser el principal y más eficiente filtro verde con el que cuente la sociedad en los próximos años. La generación de biogás y la valorización energética de las fracciones de rechazo, el aprovechamiento de aguas depuradas y regeneradas o la obtención de agro nutrientes y enmiendas orgánicas son ya actividades que no sólo harán que la producción de alimentos sea eficiente en términos de masa y energía, sino que se encamine a obtener balances positivos que deben generar nuevas rentas y oportunidades de negocio y empleo.

¿Y cuál es el camino?

Evidentemente, el camino es aplicar el conocimiento e invertir en las infraestructuras necesarias para ello.

“La digitalización en la producción de alimentos ya es una realidad. Los sensores, satélites y drones se han convertido en nuestros nuevos ojos y el big data y la inteligencia artificial se han incorporado como asistentes para la toma de decisiones”, señalan desde el COIAL.

Estas herramientas son clave para la minimización del consumo de recursos en nuestros biosistemas y para poder ajustar nuestra producción a la demanda. “La clave no sólo está en conseguir más agua, energía y recursos, sino en emplear sólo los necesarios para producir de una forma efectiva y, digamos, finalista. Esto pasa por que cada litro de agua y cada kilovatio invertido en la producción acabe en nuestra mesa y no perdiéndose por el camino en forma de desperdicios o ineficiencias”, subrayan desde el colegio.

Pero no todo pasa por la incorporación de hardware o software que permita, entre otras cosas, prever ataques de plagas o enfermedades, o incluso accidentes meteorológicos. También es imprescindible avanzar en los medios de defensa e incorporar biotecnología: mejora genética, incorporación de bioestimulantes que permitan desencadenar respuestas favorables en plantas e incorporar insectos como fuerza de trabajo (lucha biológica, polinizadores, eliminadores de residuos y alimentación animal), son aspectos que van a resultar cruciales para hacer frente a los retos a los que nos enfrentamos.

Pero nada de esto va a ser posible si no se despliegan las infraestructuras necesarias para ello. Por una parte, infraestructuras energéticas e hidráulicas flexibles e interconectas para diversificar las fuentes y sobre las que poder implantar las TIC’s aplicadas al proceso productivo; y por otra, nuevas infraestructuras en la industria, como extender el empleo de salas blancas y ambientes controlados y las propias infraestructuras de las TIC’s que, además, requieren de un cambio de mentalidad, pues estamos ante una tecnología que adquiere su máximo valor al compartir los datos y la información, pero no dentro del sector, sino con toda la cadena de valor.

20 de julio – Alimentación Sostenible: un enfoque multidisciplinar necesario.

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