Victoria Majadas, socia fundadora en Smart to People, participó en el foro i-Talks. FERNANDO BUSTAMANTE
Claudio Moreno
Se sabe que una idea está consolidada cuando empiezan a salirle adaptaciones. Pasa con la Smart City y sus múltiples ramificaciones: Smart Tourism, Smart Village, Smart Ports. Pero, ¿existe un común denominador? Victoria Majadas, socia fundadora en Smart to People, contó que el término smart consiste en aplicar la tecnología y la innovación para mejorar la vida de los ciudadanos, algo demasiado general que luego ilustró, yendo a lo concreto, con varios proyectos ejemplares.
El primer proyecto que sacó a la palestra fue un dispositivo instalado en la boca de un contenedor. «Cuando el ciudadano recicla, el dispositivo sabe reconocer si lo que ha introducido en el contenedor es una botella de plástico, una botella de vidrio, un tetrabrik o una lata de refresco. Además, al ciudadano le da puntos de reciclaje si recicla bien y mucho. Es decir, educa al ciudadano y le ayuda a reciclar más y mejor».
Majadas detalló que el dispositivo permite, asimismo, canjear los puntos de reciclaje por incentivos que el ayuntamiento puede poner a disposición de la ciudadanía. «En 15 años que llevo en contacto con el mundo de las Smart Cities jamás había visto algo así. En el ámbito de los residuos hay otro tipo de soluciones, pero esta es completamente innovadora. Utiliza inteligencia artificial para reconocer el sonido del elemento que se introduce en el contenedor y distinguirlo, ayuda a reciclar más y mejor, y permite alinearse con la nueva Ley de Residuos», resumió.
El segundo proyecto que mostró, de corte más digital, fue una tecnología ya implantada en grandes empresas o la Administración General del Estado, pero no en administraciones pequeñas. «El RPA (Robotic Process Automation) permite automatizar procesos a través de robots de software. Nos encontramos que los ayuntamientos siempre se están quejando de la falta de recursos, de que a veces los trámites se acumulan y se demoran en el tiempo por falta de manos, pero gracias a este robot de software, algo como las subvenciones, que eran tramitadas en seis meses, pueden ser tramitadas en tres semanas», concluyó Victoria Mojadas sobre una tecnología que impacta en el trabajo de los funcionarios y, de manera indirecta, en el bienestar de la ciudadanía.