José Solaz, director de Innovación en el IBV. FERNANDO BUSTAMANTE
Claudio Moreno
«El futuro no es lo que solía ser». Esta sugerente cita atribuida al beisbolista Yogi Berra sirvió para que José Solaz, director de Innovación en Automoción y Movilidad en el Instituto de Biomecánica de València (IBV), asentara sus palabras sobre un suelo quebradizo: «Cualquier previsión que hagamos será falsa, incluidas las de hoy», aseguró.
Seguidamente puso la vista en el futuro y enunció los tres vectores que cambiarán el mundo tal como lo conocemos: sociedad, economía y tecnología. «En la sociedad hay más gente viviendo sola, más gente conectada, más dependientes de la tecnología. Buscamos simplicidad y, al mismo tiempo, escape», expuso Solaz. «La economía es un elemento clave que hará que los ciudadanos puedan acceder, o no, a las maravillas de la Smart City», continuó. «Y la tecnología, que es nuestro caballo de batalla con elementos como la nanotecnología, la inteligencia artificial o el llamado cisne negro, ese fenómeno que aparece repentinamente y cambia la vida de todos, como la covid», completó Solaz y agrupó las características de los tres vectores para contar cómo debería ser la ciudad del futuro, esto es: empática con las personas, inteligente, conectada, respetuosa con el medio ambiente y orientada a lo público.
Había fijado el itinerario hacia el futuro. Faltaba el vehículo para recorrerlo. En este punto Solaz introdujo el concepto de vehículo autónomo, algo que poco a poco va tomando forma en los dominios de la industria automotriz. El experto en movilidad comentó someramente los distintos niveles de autonomía de los vehículos, del cero al cinco, del coche que tenemos hoy en día (nivel cero) a KITT, el coche fantástico (nivel cinco), que nos llevará de puerta a puerta. «En medio es donde está la industria. Entre el dos y el cuatro. Es decir, coches que te pueden llevar pero que te avisan cuando no saben resolver algo y tienes que tomar el control. O coches autónomos únicamente en la autopista que te avisan a la entrada y la salida», explicó Solaz.
Según el experto del Instituto de Biomecánica de València, la idea es mezclar vehículos autónomos con vehículos eléctricos y «tener pequeños hubs electro autónomos». De ese modo, aseguró, se reduce la congestión del tráfico mediante vehículos que están siempre en movimiento. «No tienes por qué aparcar el coche y además modifica el escenario de última milla, algo especialmente importante considerando los cambios en las tendencias de compra por internet».
Finalmente, después de evidenciar el recelo de la sociedad hacia el vehículo autónomo —muchos avances tecnológicos se acogen con la misma desconfianza–, Solaz desgranó algunas de las iniciativas que están haciendo despegar al sector. Mencionó la Woven City de Toyota y mencionó iMoLab, un proyecto del que ellos mismos participan para definir y desarrollar un laboratorio de movilidad inteligente.