La crisis climática que vivimos es, principalmente, una crisis social. Y es aquí donde las marcas tienen un gran poder de cambio. Bajo esta reflexión, Closca se marca el objetivo de inspirar a la sociedad a cambiar los hábitos adquiridos por otros más respetuosos con el planeta.
¿Es necesario emitir humo cuando nos desplazamos por la ciudad? Según datos de la Organización Mundial de la Salud(OMS), el 91 % de las personas en el mundo viven por encima de los límites establecidos como salubres de CO2 y Nox.
¿Realmente necesitamos botellas de plástico de un solo uso para beber agua? En el mundo se consumen más de 1 millón por minuto y solo el 9 % de ellas ven una segunda vida.
Closca lleva años inspirando, a través de productos innovadores y de diseño galardonado, a aquellos que están dispuestos a cambiar los hábitos que provocan la crisis climática. Primero, con una experiencia de éxito con la creación del casco de diseño, como símbolo de aquellos que prefieren desplazarse sin generar humo; y, desde hace tres años, con el reto #MyLastPlasticBottle.
Pasar al pensamiento colectivo
Para la marca valenciana, lograr el cambio implica pasar del pensamiento individualista al colectivo. Y para ello, cree en el poder de la influencia.
Las matemáticas son claras: si una persona convence a 3 en 1 hora, estas a otras 3 y así sucesivamente, en menos de 24 horas, el alcance sería toda la humanidad.
De modo que, si en una hora una persona convenciera a tres de beber agua en botellas reutilizables, estas 3 personas a otras tres, y así unas tras otras, en un solo día desaparecerían las botellas de plástico de un solo uso.
Closca pone el reto sobre la mesa e invita a todos los agentes sociales a participar (marcas, personas e instituciones). Para ello, ofrece herramientas de cuidado diseño para lograr la transformación.