La Agenda 2030 aprobada por Naciones Unidas establece la transición hacia la sostenibilidad económica, social y ambiental necesaria para frenar los efectos del cambio climático. Para conseguirlo, debemos hacer evolucionar nuestro modelo de producción y consumo hacia uno que promueva cero emisiones o vertidos. El conjunto de medidas necesarias para lograr este nuevo modelo económico es lo que denominamos transición verde.
Las medidas que los gobiernos, la industria y la sociedad están llevando a cabo para transitar hacia una economía basada en la sostenibilidad, contemplan cambios en el ámbito de la energía, la economía, la I+D+i y la alimentación. Desde Ainia, en línea con el Pacto Verde Europeo y la Estrategia de Bioeconomía marcadas por la Unión Europea, ponen a disposición de la industria el asesoramiento y la innovación tecnológica necesarias para impulsar un uso eficiente de los recursos que promueva el desarrollo de una bioeconomía circular, sostenible y rentable.
Economía circular
La economía circular tiene como objetivo preservar el valor de los materiales y productos durante el mayor tiempo posible dentro del sistema productivo, a través de cadenas de suministro y sistemas de transformación y consumo más eficientes. Así se consigue reducir el consumo de materias primas y energía y la generación de residuos y emisiones, a lo largo de toda la cadena. Las biorrefinerías son el instrumento clave para lograr el cambio a un modelo productivo más respetuoso con el planeta.
La aportación fundamental de las biorrefinerías al concepto de economía circular es su capacidad de transformar la biomasa (residuos agrícolas, deyecciones ganaderas, aguas residuales, subproductos de los procesos de transformación, mermas, residuos municipales…) en productos finales de elevado valor añadido. En Ainia trabajan en el estudio de la viabilidad tecnoeconómica y medioambiental de las biorrefinerías para transformar biomasa, a través de diferentes tecnologías y procedimientos (físicos, químicos, termoquímicos o biotecnológicos) y obtener nuevos bioproductos. Bien sea biomateriales como bioplásticos, biocombustibles como el biogás o bioproductos como alimentos, piensos o biofertilizantes o productos químicos biobasados. Uno de sus últimos logros ha sido la producción de un biopolímero (PHA) para el desarrollo de envases cosméticos o bolsas de basura, en el marco del proyecto europeo Urbiofin que tiene como objetivo demostrar la viabilidad tecnoeconómica y medioambiental de una biorrefinería a escala semiindustrial que se alimenta con la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos.
Agricultura más eficiente
Una de las líneas de trabajo del Pacto Verde Europeo es «Farm to Fork», la estrategia de la granja a la mesa, cuyo objetivo es mejorar el sistema alimentario haciendo que sea más saludable y sostenible. En este marco, se persigue reducir un 50% el uso de plaguicidas y un 20% el de fertilizantes para 2030. La consecución de estos objetivos pasa por el desarrollo de productos naturales que aporten la misma productividad que los actuales de síntesis química. Es por ello que en Ainia también investigan el diseño y desarrollo de bioproductos para mejorar la producción vegetal: bionutrientes, bioestimulantes o bioplaguicidas.
En esta línea, también han trabajado en el proyecto europeo Life Lemna, en el que se diseñó y desarrolló el primer prototipo semiindustrial de Europa basado en la tecnología de cultivo de lenteja de agua (Lemna) para la recuperación de nutrientes en purines de porcino. La lemna es una fuente de proteína de alto valor, que está siendo evaluada para la producción de piensos y biofertilizantes.
Recursos de aguas residuales
Los efectos del cambio climático y la creciente escasez y contaminación de las aguas amenazan la disponibilidad y la calidad de este recurso para la producción de alimentos. Para paliar esta situación es fundamental la recuperación y reutilización de las aguas residuales y la valorización de los recursos que contienen, tales como proteínas, lípidos, azúcares, fibras o nutrientes, mediante el uso de nuevas tecnologías que permitan ahorrar costes de producción y reducir impuestos ambientales.
Como ejemplo, en el proyecto Greenbrine, en el que colabora Ainia, se persigue dar una segunda vida a las salmueras contenidas en las aguas residuales, con la aplicación de tecnologías verdes de bajo coste (tecnologías de membrana) para obtener compuestos bioactivos de alto valor añadido, así como para minimizar el contenido de materia orgánica de la salmuera, obteniendo agua depurada. Además, Ainia, junto con Depuración de Aguas del Mediterráneo S.L. (DAM), ha implementado un sistema multidisciplinar para la valorización de residuos de aguas residuales de EDAR (Estación Depuradora de Aguas Residuales). Cofinanciado por el Centro CDTI y el Feder, el proyecto VIOe– supone un paso importante para la producción de biogás y biometano en pequeñas instalaciones.
La implementación y seguimiento de este proceso se ha realizado en la EDAR de Alzira-Carcaixent, y «los resultados obtenidos muestran que es posible obtener una mejora de la riqueza en metano de un 30%. Asimismo, que con biomasa acuática tipo Lemna, es posible la valorización de nutrientes, con un rendimiento en términos de eliminación de nutrientes, en torno al 92% para nitrógeno y del 97% para el fósforo», según explica Jorge García, del departamento de tecnologías de producto y procesos de Ainia.
Envases más sostenibles
Según la Estrategia Europea para el Plástico, en 2030 todos los envases de plástico existentes en el mercado comunitario deberán ser reutilizables o poder ser reciclados de manera rentable. La innovación en el packaging alimentario se centra, así, en encontrar un equilibrio entre la vida útil del alimento, la seguridad de los productos y el impacto medioambiental del envase.
Entre las soluciones tecnológicas para afrontar este reto está la producción de bioplásticos a partir de subproductos de alimentos, o la producción de materiales compostables y reciclables. Ainia trabaja en el desarrollo de nuevos materiales celulósicos para el envasado generados a partir de fuentes naturales, y que sean fácilmente reciclables. Mediante procesos avanzados también están transformando residuos orgánicos de la industria agroalimentaria en biopolímeros de uso en envases y otros productos.
En este ámbito, Ainia ha colaborado con la empresa valenciana Coffee Productions en el desarrollo de una cápsula de café con alta barrera al oxígeno, compostable y biodegradable en el mar. Según explica Luis Gil, del departamento de tecnologías del envase de Ainia, en los estudios realizados para la obtención de este prototipo, «la cápsula ha alcanzado una biodegradación en el mar del 30% en nueve meses. Y en condiciones de compostaje industrial, este tiempo se reduce a poco más de un mes».
20 de julio – Alimentación Sostenible: un enfoque multidisciplinar necesario.